
Es curioso. Durante todo el tiempo que compartí habitación (la mayor parte de mi vida) me dormía escuchando la radio. Sin embargo, cuando me mudé a mi seta, no se me ocurrió comprar una radio para poner en la mesita. La verdad, tampoco lo he echado de menos.
Sin embargo, el otro día, cuando he vuelto a poner la radio por la noche, me han venido a la memoria un montón de recuerdos... Aquellos programas de Hablar por hablar, o el reloj en forma de pirámide que me llevé a Dublin y que puse encima de una silla a la cabecera de la cama, y que cada noche lanzaba un torrente de palabras que no entendía.
Al hilo de este post, lanzó una encuesta. Está arriba, a la derecha, donde están siempre las encuentras. Justo debajo del pitufo con el almohadón (por una vez, muy apropiado :-)
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