miércoles, agosto 30, 2006

Posteando desde Londres

Bueno, pues aquí estamos. A puntito de coger el avión a Atenas, desde el aeropuerto de Londres.
Como resumen por ahora, decir que el tema de los albergues, al menos en tierras británicas, roza (sospechosamente) el concepto de zulo. Definitivamente, Inglaterra no es un lugar donde yo creo que viviese contento. A grandes rasgos, son como los irlandeses, pero algo más bordes. Y, por supuesto, la vida está MUCHISIMO más cara.

Compartía habitación con un finlandés que estaba de Erasmus, y con otro piojoso que no nos dirigió la palabra (por no faltar a la verdad, decir que nosotros tampoco a él), así que no sabemos de dónde era, ni si era mudo, ni ná de ná

Así que bueno, por ahora todo va más o menos bien. Los problemas que se anticipaban en mi anterior entrada, quedaron en nada en el vuelo a Londres y, por los galibo que he visto aquí para comprobar el equipaje de mano, creo que tampoco tendré problemas. Otra cosa es que la mochila llegue a Atenas conmigo, pero bueno.

No tengo fotos por ahora, porque la verdad, no he visto nada digno de ser inmortalizado. He pasado por Londres como las veces anteriores, es decir, de avión a avión. La única diferencia, que esta vez he dormido aquí. Eso si, para aquellos que compartieron andanzas conmigo en mi anterior aventura "En busca del Leganitos perdido", decirles que el metro de Londres ha sido una experiencia de reconciliación. Solo he dado vueltas un rato al principio, porque los subditos de Su Majestad son retorcidos de cojones para poner los carteles. Pero, como digo siempre, "El metro es lo que tiene, que una vez que te organizas, vas a donde quieres en dos patadas".

Y por ahora no mucho más. En cuanto pueda postearé desde Atenas que, eso si, parece que promete más que Londres. Aunque sólo sea porque la moneda es la misma y al menos así sabes cuanto te estan timando por un bocadillo y una botella de agua. :-)

See you!

lunes, agosto 28, 2006

Volando voy... volando vengo, vengo

Pues va ser que si... Que todo llega en esta vida, y cuando uno ya se estaba hartando de contar los días, que los piojosos iban asi, uno tras otro, sin saltarse ninguno.. en fin, que cuando parece que las cosas no llegan nunca, pues mira, resulta que si, que mañana por fin me cuelgo mi mochila al hombro. Grecia e Italia me esperan... Bueno, todavía no lo saben, pero me esperan.
Para aquellos que no sepan de lo que hablo (que serán pocos, porque con la turra que he dado con el viajecito): ¡¡¡Me voy de interrail!!!!!

Si, aquí donde me veis, hace unos meses decidí que bien podría emular a nuestro admirado Tio Matt (si alguien no sabe quien es, por favor, que oculte su falta de infancia, y asienta con la cabeza), coger mi mochila, previo paso por Decathlon para comprarla y, por fin, liarme la manta a la cabeza, y hacer un viaje que llevaba años postponiendo.
Total, que como decía, las cosas parece que iban sobre ruedas.. O sobre railes, para ser más exactos... Pero, como siempre, nubes color panza de burro cubren el sol. Antes de ayer recibí un correo de Ryanair (los que somos pobres, ya se sabe) advirtiéndome del montón de restricciones para los equipajes de mano que han impuesto en sus vuelos. Los llaman equipaje de mano, porque en el fondo, los de Ryanair siguen siendo irlandeses, y son unos cachondos. Porque vamos, una cosa es que tu equipaje sea pequeñito, y otra distinta que tengas que dar las gracias si te dejan subir con el DNI entre los dientes, y eso siempre y cuando no tengas que probar delante de alguien el potito de pollo y cachitos de pera que llevas para que tu churumbel pase el vuelo entretenido. En resumen, uno no puede llevar ninguna bebida, ni comida, ni pasta de dientes, maquillaje, liquido para lentillas... Como decíamos, Nutriben debe ser algo asi como "revienta aviones" en algún idioma africano, porque los padres deberán probar los potitos, o los biberones, antes de subirlos al avión. Menos mal que Emilio no come esas cosas, y que además, se queda en casa. ;)
Así que mis planes de ir con la mochila a todos lados se han ido al carajo. Que esa es otra.. Vamos a ver: En mi mochila pondrán LON, o LND, o algo así, para que el simpático mozo (o moza) que lleva uno de esos carritos cargados de maletas, las cargue en el mismo avión en el que subiré yo con el DNI entre los dientes. Entonces, ¿porque extraña conjunción de astros, el simpático mozo (o moza) confunde el LON (o LND, o lo que sea), que bien clarito lo pone; y las manda a tierras teutonas (BER), por un poner. ¿No les piden que sepan leer? ¿Nadie les ha enseñado eso de "La M con la A, MA?
Total, que he estado pensando, y voy a ensayar esta noche, a ver si no se me nota mucho que pongo la tarjeta de crédito debajo de la lengua...

jueves, agosto 17, 2006

El Destino.... lo cualo?


Bueno, bueno.. Pues resulta que leo hoy en el periódico, que el Papa (ese viejecito que trabajaba de extra en Starwars y que, al acabar la saga, se fue de intercambio a Roma) dice que Dios es el único que maneja el tema del Destino.

Hombre, a mi estas cosas me acojonan un poco, para que nos vamos a engañar... Eso de que hagas lo que hagas, se supone que no tenias otra opción, pues bueno, es un poco frustante...

Aunque, por otra parte, también relaja un huevo.. Quiero decir, para que vas a estar en un bar, pensando si le dices algo a esa rubia que, no nos engañemos, NO te está mirando. Porque oye, si es cosa del destino, para que lo piensas tanto, ¿no? Te dejas llevar, y si te suelta un par de guantazos, o se casa contigo, es que ya estaba escrito..

Claro, que si esto es tal y como lo cuenta el Papa, lo de Dios en el paraiso fue trabajar un poco a lo tonto.. Quiero decir, si Él ya sabía que Adán y Eva se iban a poner ciegos a tarta de manzana, ¿para que les construyó el Marina D'Or ese que parece que les hizo? ¡Es que son ganas de fastidiar, hombre!

Y luego está eso de que tenemos que ser buenos, del libre albedrío, y todas esas cosas que nos han dicho desde pequeños. Porque, vamos a ver. ¿No se suponía que era precisamente el libre albedrío lo que nos diferenciaba de los otros animales? ¿O eso era un camelo? Quiero decir, que si por mucho que pensemos y requetepensemos, la decisión no era nuestra, porque ya estaba apuntada en algún libraco cósmico... Pues la verdad, ¡para ese viaje no hacía falta tantas alforjas!

Así que, tal y como dice el Papa, la vida es algo así como un examen tipo test. Escoges la opción que te de la gana, porque total, como las respuestas ya están marcadas antes de que te den el boli...

No se, no se... El Papa creo que se ha dejado muchos cabos sueltos... ¿O ha sido un error del traductor?

miércoles, agosto 09, 2006

La plancha, ese invento del maligno...

Si hay algo que me encanta en los días de lluvia, es estar en casita, viendo llover tras el cristal. Eso es genial, siempre y cuando te acuerdes de quitar la ropa tendida. Las dos primeras veces, no fue mi caso...
Ante la necesidad de ropa sin (muchas) arrugas, y con una pizca de amor propio, me armé de valor, y decidí que si la lavadora había caido, la plancha no tardaría en hacer lo mismo..
Todas las teorías dicen que las planchas, al igual que los sofás, y los enanitos de jardín, son seres inanimados. Bueno, casi todas (http://www.soloenanos.com/flej.htm). Sin embargo, en el caso concreto de mi plancha, no pueden estar más equivocados.
Yo tengo mi teoría propia con un primer y único axioma: La plancha se descojona de mi.
Estoy convencido de ello.
El día que la estrené (si, el mismo día que estrené la lavadora.. Fue una tarde loca) pensé que planchar así, a pelo, sería bastante aburrido. Así que monté el chiringo en el salón, con montoncitos de ropa hábilmente distribuidos en el sofá, calcetines con calcetines, camisetas con camisetas... Luego, me dije, en todas las películas que había visto, cuando alguien planchaba, estaba mirando la tele. "Así será más entretenido" - pensé. Dicho y hecho, elegí una película de duración considerable y que no me importase dejar a la mitad, Ben-hur, en mi familia un clásico para Semana Santa. Y que ojo clínico, porque para calvario, la asquerosa de la plancha.

Solo recuerdo que el pobre del Ben-hur pasaba las de Caín en las galeras, y yo todavía iba por la mitad del montón, camisas de vestir aparte. A medida que el Charlton iba de un lado para otro, yo me convencía, o más bien me resignaba, de que la plancha no era lo mio. En un momento dado, justo cuando Heston encuentra al gordito en el desierto, el que le da los caballos, decidí que las toallas y la ropa de cama no hacía falta plancharla, que con doblarla bien.. Y cuando Ben-hur llega al circo, y todo parece que le va que lo flipas, pensé que las camisetas, total, estirándolas un poco al ponertelas...
Así que llegamos juntos, él a la carrera de cuádrigas contra Mesala, y yo a la primera camisa de vestir.
Aquel espacio de tiempo está aún oculto en el vapor de la plancha. Solo recuerdo que mientras ellos daban vueltas y más vueltas, yo hacía lo mismo con aquella mierda de camisa. Y venga a bajar peces, y nada, aquella camisa parecía que cada vez tenía más dobleces. Y otro pez que baja, y dos arrugas nuevas, y el sumerio que se da la toña, y yo que casi me quemo.. Cuando Mesala empezó a arrear al pobre Charlton con el látigo, yo ya hacía tiempo que estaba estrujando aquella camisa a rayas. Total, que cuando por fin el romano se pega la galleta, lancé la camisa lejos, y deseé con toda mi alma que aquel piojoso se reventase la cabeza contra una piedra...

Cuando se acaba la ropa del armario...

Reconozcámoslo: Mi relación con la lavadora en casa de mis padres había llegado, todo lo más, a un par de golpes por mi parte para que dejase de hacer ruido cuando estaba viendo la tele en la cocina.. Con esos antecedentes, bastante poco esperanzadores, para que nos vamos a engañar, me enfrenté a mi destino.
Yo había hecho lo que supongo que había hecho cualquier soltero de mi edad (la que sea, no vamos a estar ahora con estas cosas...). Es decir, comprar una lavadora bonita, de color blanco, a juego con la nevera. Había observado con una mezcla de respeto ritual y aburrimiento al fontanero que la instaló en la cocina, y con la misma, me había olvidado de que existía. Porque vamos a ver, una lavadora no es como el microondas o la nevera, que son artículos de primera necesidad... Una lavadora es.. coñe, pues eso, una lavadora. No se si me explico.
Pero, la vida cuesta, y aquí vais a empezar a pagar.. (uhmm, creo que eso era de otro sitio). El caso es que llegó el día en que toqué con la mano el fondo de mi armario, y eso solo podía indicar que no había más ropa limpia, y me vi en la tesitura de acercarme, abrir la puerta redonda de aquel chisme, y ponerme a leer el manual de instrucciones.
Según aquel libraco, mi lavadora hacía de todo, excepto cantar rancheras, y eso porque era alemana. Abriendo un panel maliciosamente oculto en su frontal, me encontré frente a lo que el manual definía como "depósito de detergente" y "depósito de suavizante". Coño, ¡pero es que yo tenía un tercer depósito, que no venía explicado por ningún sitio! ¿Ese para que era, para el líquido de frenos? Después de beberme una cocacola para los nervios y ver un poco la tele para descargar tensiones, decidí jugarme el todo por el todo. Echaría jabón en los dos primeros, y suavizante en el tercero. Por si acaso, planee mi estrategia. Solo lavaría la ropa más cutre que tuviese, la típica que si la pierdes tampoco pasa nada..
Utilizando el librillo como si se tratase de la mismísima piedra de Rosseta, finalmente aquello empezó a soltar agua y a moverse. Acerqué una banqueta y, atraido por el runrún hipnótico, me senté frente a la lavadora, con los pies en alto, para prevenir posibles humedades...

Bueno, ya tengo piso, ¿y ahora que?

Mi piso... Uno, que en el fondo es un inocente, pensaba que comprarse un piso era una cosa que todo el mundo hacía con relativa facilidad. Quiero decir, que tampoco podía ser muy díficil, ¿no? Nos pasamos la vida comprando cosas, así que esto sería algo así como comprarte una camiseta carísima, pero vamos, algo que se hace tranquilamente en un par de tardes..
Recuerdo la impresión que me causó mi salón el día que fui con la chica de la inmobiliaria. "Dios, dios dios.. ¿Para que zulo he hipotecado hasta la paga de mis nietos??" Y es que aquello, más que un salón, a mi me parecía el cuarto de estar de la mansión de Pin y Pon. Y mientras, mi hermano dando vueltas de un lado a otro, con el metro en una mano, el lapiz y la hoja del plano en la otra, y una sonrisa de oreja a oreja; mi madre venga a abrir y cerrar puertas, y una hermana suya haciendo fotos (¿?¿?¿?)
¿Y que haces tú en un momento así? Coño, pues nada, sonries como un idiota, y piensas que igual es un efecto óptico, y que vas a poder meter un sofá de dos plazas, una mesita y una tele de 14".
Total, que te dejas llevar, porque en el fondo no te queda otra, y te vas a firmar la hipoteca. Para aquellos que no lo sepan, y poniendo un ejemplo sencillo, el banco es como el polen en la primavera de los alérgicos. Tú no lo ves, pero SABES que está allí. SIEMPRE está alli. Puede que algunas veces se retire para que te confies pero no... Y es curioso, pero al principio, cuando aún no eres muy consciente de que has pillao una "hipoteca", los síntomas son los mismos. Escozor de ojos, en este caso por estar todo el día haciendo cuentas, sarpullidos de rascarte el bolsillo, el dolor de cabeza... El caso es que poco a poco los síntomas remiten, y uno se acostumbra, salvo en épocas de alta actividad. En mi caso, en Octubre, que es cuando me revisan el tipo de interés.

Luego vino la parte "fácil". Esa en la que convences a los amigos (que pronto dejarán de serlo) para que te ayuden a llevar cajas, cajas y más cajas.. bueno, y los electrodomésticos, los muebles del salón que, mira por donde, parecía más canijo de lo que era, y un montón de cosas que uno guarda en casa de sus padres, y que éstos, en cuanto ven que haces intención de mudarte, te "ayudan" a organizar en paquetes.
Así que finalmente llega el día en que te encuentras solo en tu piso. Bueno, no se si tú estarás solo en tu piso, yo si estoy solo en el mio. Como decía, que llega el día en que me encuentro solo en mi piso.
Los primeros días todo va bien, más que nada porque aún no está todo demasiado enguarrado, y con una bayeta húmeda se pueden hacer maravillas... Ay amigo, pero llega EL DÍA. Cuando se acaba la ropa del armario...