miércoles, abril 09, 2008

La última carrera de Ben-hur

Hace unos días, moría en Beverly Hills Charlton Heston.

En los últimos años, el actor se había convertido en una figura pública, más por sus apariciones al frente de la Asociación Nacional del Rifle, que por sus películas. Aquejado de una enfermedad similar al Alzheimer, pasó sus últimos años retirado.

Y es precisamente esa actividad en defensa del derecho de los americanos a poseer armas, lo que parece que empaña su imagen y su recuerdo. No me parece justo.

A mi me caía bien Charlton Heston. O, mejor dicho, me caían bien sus personajes. Es lo que mejor puede definir el trabajo de un artista, creo yo.

Desde pequeño, el Cid ha tenido su cara. Y también Moisés. Casualmente, hace unas semanas vi en la televisión una película en la que trataban, a modo de refrito, parte de la historia del Antiguo Testamento.

Comenté con un amigo que aquella película, hecha muchos años después de Los 10 mandamientos, con mucho más presupuesto y mejores medios, era un "querer y no poder". La escena en la que Moisés separa el mar Rojo para que pasen los judios y se ahoguen los egipcios, era muchísimo más visual, más intensa, e infinitamente más creible en la versión protagonizada por Heston. Y una parte importante de todo es obra suya.

A mi siempre me pareció un actorazo. Habré visto Ben-hur no se las veces. Y siempre me ha gustado la forma de actuar de Charlton Heston. Por eso me parece tan injusto que, llegado el momento de su muerte, el resumen de su vida sea que tenía o no un rifle.

Somos injustos y egoístas con aquellos que admiramos. Lo somos al convertirlos en ejemplos. Y pretender que actúen como a nosotros nos gustaría actuar. Pasando por alto que detrás del actor o el cantante, hay alguien con ideas propias. Y, cuando esas ideas no coinciden con las nuestras, renegamos del actor o el cantante, y decimos que es un vendido. O un falso. O cosas peores.

Y quizás no es así. Quizás sólo sea que aquellos que nos conmueven, que nos emocionan, que nos hacen pensar, reír, llorar, aquellos que nos permiten imaginar nuevos mundos, sean igual de humanos que nosotros. Quizás no les perdonamos que nos muestren que lo que hacen es mentira. Que no existía Ben-hur, o que Moisés no era así. Tal vez realmente lo que no les perdonamos es que nos despierten del sueño. Que nos saquen del cine y nos muestren su realidad.

A mi no me importa si Charlton Heston era un yanqui poseedor de un rifle, o alguien que caminó junto a Luther King defendiendo los derechos de los negros. Quizás simplemente era ambas cosas. Y puede que las dos no estén reñidas, no lo sé.

Los actores deberían ser eternos por sus películas. Prefiero quedarme con la imagen de Judah Ben-hur, luchando codo con codo contra Mesala en el circo romano. O la de Moisés, de pie frente al mar Rojo. Prefiero la imagen del Cid, cabalgando muerto sobre su caballo, en la playa de Valencia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El problema de las armas no es el tenerlas sino el usarlas. Y quien las usa es un ser humano.

Anónimo dijo...

http://www.iconarchive.com/category/cartoon/smurf-icons-by-iconshock.html
Revisate estos iconos.... jejej