El te quiero que no dijiste rasgó el silencio vacío de la habitación,
llevándose consigo tu adiós y mis sueños...
El te quiero que te lancé erró su diana,
abocado al fracaso y el desconsuelo...
Y se fundieron las caricias y los besos,
cuando se retiró vencida la luna,
en la bruma difusa de tu alborada...
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