Ikeando..

Pues resulta que después de la cena con el Palomar, al dia siguiente tocaba dia medio-marujo, así que me fui con una pareja de amigos a Ikea, a que ellos se comprasen una cocina y yo una alfombra para el baño. Si, siempre ha habido clases...

He de reconocerlo. Me encanta Ikea. No llego a ser Ikeadicto, pero la verdad es que me lo paso genial allí. Sentándome en todos los sillones y sofás, tumbándome en todas las camas que encuentro a mi paso, abriendo y cerrando cajones, revolviendo entre los cojines, las lámparas...

Hay artículos que sólo se pueden encontrar allí, bien por horteras, bien por originales. O por las dos cosas a la vez, que de todo hay. Y por eso mismo, el único riesgo real de Ikea es ir allí con una tarjeta de crédito. Si, de crédito, porque las de débito son más para hacer la compra en el Mercadona.. Porque al final, siempre sales con algo. Y lo curioso es que siempre ocurre que te llevas algo que no pensabas, aún cuando no hayas encontrado lo que ibas a buscar. En mi caso, no encontré la alfombra para el baño, pero me vine con dos mantas verdes para los sofás. Consumismo puro y duro, ya lo se. Pero quedan superbien en el salón. :-)

Me gusta el sistema que tienen para funcionar. Todo así, estudiadamente cutre (no recojemos los platos del restaurante, porque así te ponemos precios más bajos), eso de entregar el catálogo en la caja, el que te puedas llevar el lapicero y el metro de papel... Mención aparte merecen las exposiciones de "Tu piso de 33 m2", que yo creo que lo subvenciona el Gobierno. :-)

En el fondo, como dijeron una día en una serie de televisión, los suecos serán la raza que conquiste el mundo. Y si no os lo creéis, fijaos en todo lo que son capaces de construir... SOLO CON UNA LLAVE ALLEN!