martes, abril 13, 2010

Martes y Trece

¡Trece de abril ya!... ¡Quién lo diría!
Llevo en esta prisión un mes y un día,
sin por nadie saber lo que acontece...
¡Y hoy es martes, gran Dios!... ¡Martes y trece!
¿Por qué el terror invade el alma mía?
¿Por qué me inspira un miedo extraordinario
esa cifra, ¡ay de mí!, del calendario?
¡Ah no, cifra fatal!... No humillaréis
el valor de Don Mendo; no podréis;
todos iguales para mí seréis...
¡Trece, catorce, quince y diez y seis!...

Esto, que no es mío (ya quisiera) es un fragmento de La venganza de Don Mendo, de Pedro Muñoz Seca. Para aquellos que no la hayan leído, ya estáis tardando. Es, con diferencia, una de las obras de teatro más divertidas que yo he leído (y lo he hecho, tirando por lo bajo, al menos una docena de veces).

El caso es que hoy, como decía el bueno de don Mendo, es martes y trece. Y ahora ya como que nos da un poco lo mismo, pero antes era una fecha maldita. Todavía recuerdo hace años, que mi madre nos decía que desenchufásemos el ordenador (no apagarlo, no.. desenfucharlo) porque había oído en el telediario que el martes y trece todos los virus del mundo mundial (y cibernético) entrarían en los ordenadores y la liarían pardísima... Parte de razón tenía, la verdad.
Hace unos años, bastantes ya, fechas como los martes 13, los viernes 13, incluso el 14 de Febrero, eran días marcados en rojo en todas las empresas de antivirus. 

Luego ya las cosas fueron degenerando, y aquello fue ya un sin Dios. Los virus se activaban cuando les daba la gana, sin avisar, a traición. Y llegaron el I love you, el Kournikova, y todos aquellos..

Pero no sé, a mi me da como nostalgia de aquella época donde los virus te entraban por un diskette que le pedías a un compañero de clase donde venían juntos 4 juegos en 256 colores. Los 4 juegos, y el Barrotes (el primer virus español conocido), que era un virus que te pintaba, eso, barrotes en la pantalla. ¡Bendita inocencia! Ahora los virus te roban los datos de acceso de la cuenta del banco, y te dejan la cartilla pelona.

¡Y es que los tiempos avanzan que es una barbaridad!

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