miércoles, agosto 09, 2006

Bueno, ya tengo piso, ¿y ahora que?

Mi piso... Uno, que en el fondo es un inocente, pensaba que comprarse un piso era una cosa que todo el mundo hacía con relativa facilidad. Quiero decir, que tampoco podía ser muy díficil, ¿no? Nos pasamos la vida comprando cosas, así que esto sería algo así como comprarte una camiseta carísima, pero vamos, algo que se hace tranquilamente en un par de tardes..
Recuerdo la impresión que me causó mi salón el día que fui con la chica de la inmobiliaria. "Dios, dios dios.. ¿Para que zulo he hipotecado hasta la paga de mis nietos??" Y es que aquello, más que un salón, a mi me parecía el cuarto de estar de la mansión de Pin y Pon. Y mientras, mi hermano dando vueltas de un lado a otro, con el metro en una mano, el lapiz y la hoja del plano en la otra, y una sonrisa de oreja a oreja; mi madre venga a abrir y cerrar puertas, y una hermana suya haciendo fotos (¿?¿?¿?)
¿Y que haces tú en un momento así? Coño, pues nada, sonries como un idiota, y piensas que igual es un efecto óptico, y que vas a poder meter un sofá de dos plazas, una mesita y una tele de 14".
Total, que te dejas llevar, porque en el fondo no te queda otra, y te vas a firmar la hipoteca. Para aquellos que no lo sepan, y poniendo un ejemplo sencillo, el banco es como el polen en la primavera de los alérgicos. Tú no lo ves, pero SABES que está allí. SIEMPRE está alli. Puede que algunas veces se retire para que te confies pero no... Y es curioso, pero al principio, cuando aún no eres muy consciente de que has pillao una "hipoteca", los síntomas son los mismos. Escozor de ojos, en este caso por estar todo el día haciendo cuentas, sarpullidos de rascarte el bolsillo, el dolor de cabeza... El caso es que poco a poco los síntomas remiten, y uno se acostumbra, salvo en épocas de alta actividad. En mi caso, en Octubre, que es cuando me revisan el tipo de interés.

Luego vino la parte "fácil". Esa en la que convences a los amigos (que pronto dejarán de serlo) para que te ayuden a llevar cajas, cajas y más cajas.. bueno, y los electrodomésticos, los muebles del salón que, mira por donde, parecía más canijo de lo que era, y un montón de cosas que uno guarda en casa de sus padres, y que éstos, en cuanto ven que haces intención de mudarte, te "ayudan" a organizar en paquetes.
Así que finalmente llega el día en que te encuentras solo en tu piso. Bueno, no se si tú estarás solo en tu piso, yo si estoy solo en el mio. Como decía, que llega el día en que me encuentro solo en mi piso.
Los primeros días todo va bien, más que nada porque aún no está todo demasiado enguarrado, y con una bayeta húmeda se pueden hacer maravillas... Ay amigo, pero llega EL DÍA. Cuando se acaba la ropa del armario...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

obserbo por uts comentarios que eres un hombre soltero de veintitantosy ademas un tanto desastre. Ya podías aprender de vez en cuando ha hacer algo en vez de ver tnato la tele

Pegasus dijo...

Y yo por los tuyos observo que

a) tienes un pulso pésimo, y tu barra de espacio no funciona correctamente.

b) que en tus clases de ortografía del colegio, te dedicabas a otras cosas..

Pero sin malos rollitos, ¿eh?

Anónimo dijo...

¿Vaya comentario irónico, eh...?. Eres un poco hiriente con los que quizás no hayan tenido tanto tiempo como tú para estudiar. No quiero defender las faltas de ortografía (grave lacra de la juventud española) pero sí la libertad de expresión. Esto es un blog público y cualquiere puede decir lo que piensa siempre dentro de los límites de la educación y el respeto, pero si no te gustan los comentarios a tus peripecias domésticas no es necesario recurrir a la ofensa personal. Es más también vetaría una hipotética argumentación por tu parte de legítima defensa, pues no creo que hayas sido objeto de ningún ataque.
Eso sí, sin "malos rollitos, tronco".

Pegasus dijo...

Estamos de acuerdo, "tronco". La libertad de expresión es algo que busco en este blog, es por eso que lo configuré para que cualquiera pudiese postear, fuera o no miembro.

Me encantan que aquellos que encuentran interesante o divertido mi blog que, siento decirlo, no es sino una figuración no del todo realista de mi mismo, se animen a exponer sus opiniones.

Pero resulta que cuando yo acabo de escribir una entrada o un comentario, reviso un poquillo que todas las letras vayan donde deben. Eso no es una cuestión de cultura, simplemente es una muestra de educación y de consideración para el resto de la gente que presumiblemente lo va a leer, que no tendrá que adivinar lo que yo quería decir. Y eso si creo que está fuera de esos límites de educación y respeto a los que tan acertadamente te refieres.

Y creo que es no es ofender decir que uno tiene mal la barra de espacio pero, ya que hablamos de libertades, y si tú lo sientes así, lo tienes muy pero que muy fácil. Aquí todos somos importantes, pero ninguno imprescindible (ni siquiera yo).

Anónimo dijo...

Observo que no aceptas las críticas, ya sean positivas o negativas, con la caballerosidad debida a quien está versado en la lengua castellana sino que además atacas a quienes lejos de erigirse en defensores ajenos tratan de que los débiles no se vean avasallados por aquellos que les incitan a exponer su opinión.
Efectivamente, lo tengo fácil, me invitas a marcharme con toda cortesía de una manera que parezca que debo ser yo quien me vaya. Sin embargo, no pienso abandonar. Es más entretenido enfrentarme a tí en una interesante batalla dialéctca para ver hasta donde estás dispuesto a llegar.

Sanatas

Pegasus dijo...

Lamento hacerte ver que, quizás, estés en un error. Dices "atacas a quienes lejos de erigirse en defensores ajenos tratan de que los débiles no se vean avasallados por aquellos que les incitan a exponer su opinión". Bueno, me da la impresión de que no solo no estás lejos de erigirte en protector, sino que por tus afirmaciones, y la idea que te has formado de mi, estás bastante cerca...

Por otra parte, nada más lejos de la realidad. Las críticas, si son constructivas, enriquecen y ayudan a mejorar, si quien las recibe es capaz de realizar un ejercicio de modestia. Y, si son encarnizadas, despectivas, o simplemente desafortunadas, retratan a quien las realiza, con lo que también son interesantes y nos proporcionan información de nuestro interlocutor. Como ves, no es la primera vez, y espero sinceramente que tampoco sea la última, que me enfrento a críticas de ambos tipos.

Por último, como bien dices, eres tú quien debe tomar la decisión de seguir o marcharte. Tuyo es el derecho a ofrecer, a regalar si quieres verlo de otra forma, tu opinión en este espacio.