domingo, septiembre 03, 2006

Y el Oráculo tampoco dijo nada...

¡Prueba superada! Hoy he cogido por vez primera un tren en Grecia. La experiencia, pues eso, una experiencia.. Si dejamos de lado que al preguntar en la estación me dijeron que el tren salía a las 10 y que no salí de Atenas hasta las 10:30, y sin tener muy claro que iba en el tren que me correspondía, pues todo bien. Son cosas como estas las que hacen interesante la vida, ¿no?

Una vez en el tren descubres que el interrail no tiene asignado asiento, asi que los primeros 15 minutos consisten en la caza y captura de un sitio libre. La ventaja, que como no llevo mochila, puedo cambiar de sitio fácilmente. Por el contrario, el llevar la cámara, el billete del interrail, la cartera, el horario de trenes, la botella de agua, el movil y el plano en los bolsillos, hace que los pantalones pesen un poco más de lo normal. Gajes del oficio.

Y todo para acabar en esta estación, donde Cristo perdió el mechero. Os pongo una de las fotos que le hice, porque de verdad, si esto no es la Grecia profunda, que venga Dios y lo vea.

Solo resumir que, para un trayecto que debía durar escasamente 3 horas, he invertido casi 6. Eso si, por el camino he conocido a gente de lo más curiosa, entre ellos un empleado de una tienda de tabaco, con el que he estado analizando las apuestas que debería hacer para la segunda división española.


Y por fin, Delfos.

Guapísimo, me encanta (Guiño a Beto). No solo la parte relativa al monumento, que también, sino que se vuelve a demostrar que los griegos tenían una sensibilidad especial para construir sus templos en lugares donde la naturaleza contribuía a realzar el efecto de sus edificaciones. Una gozada, vaya.

Y luego vino la noche. Pero eso, como suele decirse, es otra historia...

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